SOR GENEVIÈVE JEANNINGROS: LA MONJA QUE DESAFIÓ EL PROTOCOLO PARA DESPEDIR A FRANCISCO - Antares News

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miércoles, 23 de abril de 2025

SOR GENEVIÈVE JEANNINGROS: LA MONJA QUE DESAFIÓ EL PROTOCOLO PARA DESPEDIR A FRANCISCO






Mochila verde al hombro y lágrimas en los ojos, Sor Geneviève Jeanningros -sobrina de una monja asesinada en la ESMA y amiga personal de Francisco- rompió todos los protocolos para darle un último adiós al Papa. Su vida entre feriantes y personas trans resume el espíritu de una Iglesia en salida que ambos soñaron.


Ciudad del Vaticano – Con su mochila verde y un pañuelo empapado de lágrimas, Sor Geneviève Jeanningros (82 años) se convirtió en el rostro más humano de la despedida al Papa Francisco. La monja francesa, sobrina de Léonie Duquet –una de las religiosas asesinadas por la dictadura argentina en 1977–, rompió el protocolo vaticano para orar junto al féretro, en un gesto que reveló una amistad forjada en el servicio a los excluidos.

UN LEGADO DE VALENTÍA: DE LA ESMA A OSTIA

La historia de Sor Geneviève está marcada por dos ejes:

Su vínculo con las víctimas de la dictadura: Su tía, Léonie Duquet, fue secuestrada, torturada y arrojada al mar desde un avión junto a Alice Domon por ayudar a las Madres de Plaza de Mayo. Jorge Bergoglio, entonces provincial jesuita, las conocía y protegió a perseguidos.

Su vida entre los marginados: Por 56 años, esta Hermanita de Jesús vivió en una caravana en Ostia (Roma), acompañando a feriantes, personas trans y trabajadoras sexuales.

"LA NIÑA TERRIBLE DEL PAPA"

Francisco la llamaba así por su mirada vivaz y su audacia. Cada miércoles, asistía a las audiencias generales junto al padre Andrea Conocchia –párroco que acoge a personas trans–, llevando consigo a quienes el mundo rechaza. "Es la primera vez que somos acogidos por un Papa", decían emocionados sus acompañantes.

El Pontífice visitó dos veces su comunidad en Ostia (2015 y 2024), y durante la pandemia, gracias a su mediación, el Vaticano envió ayuda a feriantes y personas trans sin recursos.

UN ADIÓS QUE CONMOVIÓ AL MUNDO

Cuando Sor Geneviève traspasó el cordón de seguridad para despedirse, los gendarmes –reconociéndola– la escoltaron hasta el féretro. "Nadie la detuvo": entendieron que era el adiós de una hermana que, como Francisco, creía en "una Iglesia con las puertas abiertas".

Hoy, su vida simboliza un puente entre:

  • La memoria de las mártires de la ESMA,
  • La opción preferencial por los pobres que definió este pontificado,
  • Y esos "márgenes" donde ella sigue sirviendo a sus 82 años.


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