Por María Victoria Bravo (MAVI)
Nos distrajimos tanto contestando insultos, que nos olvidamos de la esencia de la política: el debate y la praxis en el territorio, con el pueblo y para el pueblo.
La toxicidad instalada en los algoritmos de ciertas redes sociales y fomentada por los dueños de las mismas tiene un único propósito: aislar a todo aquél que tiene un pensamiento humanista y sustenta su construcción en lo colectivo.
No es casual que nos llamen colectivistas, porque la organización popular es peligrosa para ellos. Detestan la idea de comunidad organizada tanto como el concepto de JUSTICIA SOCIAL.
Es por ello que el fascismo digital mediante el doxeo y el bullyng virtual busca socavar nuestro derecho a la disidencia e instala el miedo a ejercer nuestra libertad de expresión, dentro de un medio que emergió como el mas democrático de todos: las redes sociales.
Se cumplen así dos premisas que se convirtieron casi en axiomas políticos:
"El miedo solo sirve para perderlo todo” (Manuel Belgrano).
La segunda plantea:
“Nada grande se puede hacer con tristeza” (Arturo Jauretche).
Es el divide y vencerás posmoderno. En la antigua Grecia Empédocles de Agrigento sostenía que la realidad estaba compuesta por los 4 elementos (tierra, agua, aire y fuego) y ellas eran unidas por el amor o separadas por el odio (en la película “El quinto elemento” hay referencia a ello)
También utilizaban el concepto diablo para hace referencia “al que divide, separa, calumnia”. Se podría decir que es contrario a la idea de polis griega. Las redes entonces están siendo utilizadas para desmantelar todo lo que esté relacionado con el humanismo.
El individualismo, narcisista y hedonista es funcional a la posmodernidad y al sistema consumista vigente cuyo único dios es el mercado. Para ellos la humanidad no es un conjunto de personas sino de consumidores, y todo lo que atente contra ello es tachado de “adoctrinamiento”.
La felicidad edifica un mundo distinto y ellos lo saben, por eso buscan hacernos infelices y construyen una retórica que repite palabras tales como “fracasado”, “envidioso”, “resentido”. Nos necesitan infelices para manipularnos, explotarnos y para que consumamos el veneno que nos venden.
Espiritualmente viven un infierno y buscan reproducirlo en nosotros.
Por eso es importante frenarlos.
Es vital que comprendamos que no tenemos que ser la oposición que ellos desean sino la que necesita nuestro pueblo
Espiritualmente viven un infierno y buscan reproducirlo en nosotros. Por eso es importante frenarlos. Es vital que comprendamos que no tenemos que ser la oposición que ellos desean sino la que necesita nuestro pueblo.
Ser la alternativa que el pueblo demanda ya sea con “los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.
Estamos en el ojo del huracán, es decir, en una aparente calma económica, hay que estar listos cuando pase y vuelvan el caos.
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