Ser nacionalista no se reduce a eventos deportivos mundiales, se trata de una defensa real de lo nuestro, sobre todo de aquello que implicó la entrega de muchas vidas como nuestras islas o la democracia que nos rige.
Existe un evidente fracaso en la enseñanza de la historia para que se reinstales discursos negacionistas y apologistas de la dictadura y se vote a quién revindica a Margaret Thatcher (una mujer repudiada incluso por la clase trabajadora inglesa que todavía le escupen la tumba), la mujer nos hundió el Ara General Belgrano, un buque escuela.
La historia es praxis social y no una ciencia que se confunde con su objeto, el pasado. No solo sirve para dar cuenta de nuestro devenir imbuido en el tiempo, sino que también invita a a la reflexión sobre las grandes tragedias que muchas acciones humanas nos hicieron vivir: Guerras, fascismo, holocaustos, dictaduras, muerte e incluso hasta pestes.
Por acción u omisión los seres humanos siempre somos responsables de nuestro destino, jamás debemos esperar mesianismos porque no siempre conducen buen puerto. La memoria y la ciencia histórica cuando se la estudia como corresponde, nos muestra que los grandes cambios y el poder de generarlos siempre estuvo en nuestras manos. Pero claro también es cierto que debe ser realizado luego de una sesuda reflexión porque como también queda en evidencia con la realidad histórica es que las transformaciones pueden ser para bien o para mal.
Es tiempo de hacerle caso a Clío y también de leer mas seguido el pensamiento de nuestros padres de la Patria (algo que debería enseñarse en las escuelas) para volver a entender nuestra génesis y recuperar el sentido de la lucha, de las causas políticas y sobre todo para no olvidad que LAS MALVINAS SON Y SERÁN SIEMPRE ARGENTINAS.
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